Teatro: un domingo por la tarde

Por Irina Pino

HAVANA TIMES – Parece el título de una canción, pero no lo es, simplemente es lo que pasó hace poco. Fue uno de esos domingos de apagón. Ya ni nos dejan descansar los fines de semana con los cortes eléctricos, que tanto trastocan nuestros planes.

Decidí leer un libro y me tiré en la cama, pero una amiga me llamó para salir. Elegimos ir a alguna función de teatro, pese a no tener la programación de ninguno.

Salimos a las 2 de la tarde, caminando hasta el Vedado. En parte para ir despacio y conversando de nuestras vivencias y cosas que nos interesan. Primero llegamos a la sede de El Ciervo Encantado, en calle 18 entre Línea y 11. Un proyecto dirigido por Nelda Castillo. Este grupo hace un teatro experimental, con elementos de performance y de una óptica que representa aspectos sociales, contestatarios, mayormente; una amalgama novedosa para un público más receptivo y capaz de entender una labor conjunta entre las artes visuales, la música, la literatura y la danza.

Esta sala estaba cerrada.

El segundo lugar fue la sede de El público, en el teatro Trianón, donde radica la compañía teatral de Carlos Díaz. La última puesta que vi allí fue Requiem por Yarini. No había ningún cartel afuera tampoco. Asumimos que, el colectivo se encuentra ensayando una nueva obra.

Por la misma calle Línea, encontramos la sala Raquel Revuelta. Que rinde homenaje a esa gran actriz de cine, teatro y televisión. También el local estaba cerrado.

Llegamos a la Adolfo Llauradó, una salita pequeña, en 11 entre D y E. En este espacio, también con el nombre de este actor formidable. Recuerdo una obra, especialmente, dirigida por el fallecido actor y director teatral, Alexis Díaz de Villegas, con su grupo Impulso teatro, que versionó Play again, Sam, de Woody Allen; bautizada como Sueños de un seductor. Esta última la disfruté muchísimo, porque amo todo lo que hace el actor, comediante, escritor y director norteamericano.

Nos falto pasar por el Teatro Hubert de Blanck, aunque creo que la compañía anda de gira por el interior del país.

Pensamos ir hasta El sótano, donde antiguamente actuaba la compañía Rita Montaner. Luego me acordé de que están reparando el local.

Bueno, al fin llegamos al Centro Cultural Bertolt Brecht, en 13 esquina a I. Este lugar, en el siglo pasado, era el Teatro Político Bertolt Brecht, algo que en su momento tuvo una impronta y dejó huellas. Luego se transformó en un centro cultural, pues se hacían conciertos con frecuencia, e igualmente tocaban bandas de jazz. Aquí José Antonio Rodriguez, estrenó Pareja abierta, con Ana Lidia Mendez. Escrita por Francesca Rame y Darío Fo, habla sobre la relación sui géneris en un matrimonio moderno.

No sabíamos que ver, había dos obras en cartelera, pero nos decidimos por la que ponen en Sala Tito Junco, en el piso superior.

Quizás por lo sugerente del título: Este tren se llama deseo. Con texto y puesta en escena de Iran Capote, y dirección de Aliocha Pérez. El grupo que la interpreta es Teatro Rumbo.

Les confieso que versionar el original A Streetcar named Desire, de Tennessee Williams, para muchos, su obra maestra, fue atrevido y totalmente errado. Sobre todo contextualizarla en Cuba, en un país donde la decadencia crece y se derrumba la esperanza, afianzando el dolor.

Del Tren se llama deseo.

No había por qué hacer esto, ya que la obra se inserta en un barrio marginal, propiamente, a la que no le hacía falta enfatizar la miseria y la falta de recursos de los más necesitados.

Les comento que el personaje de Blanche Dubois, es una mujer atormentada, que ha perdido todos sus bienes y comodidades; además de haber caído muy bajo, incluso hizo videos pornográficos con jóvenes.

Del tren se llama deseo.

Igual es vergonzoso el empleo de las malas palabras (pinga, singar), que usa continuamente el personaje masculino, en este caso, nombrado Marlon, por el actor estadounidense. Pienso que la vulgaridad se puede reflejar de variadas maneras.

Sin embargo, es una lástima haber desperdiciado a los cuatro actores, que se destacaron en sus papeles correspondientes.

Así terminó mi tarde de domingo, con una obra fallida.

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One thought on “Teatro: un domingo por la tarde

  • No conozco la obra original, aun así hacer reinterpretaciones de obras resulta bastante complicado, sobre todo si no entiendes la obra que estás reinterpretando. Entender la obra conlleva cosas como la intensión de la dirección, el contexto que conlleva la creación de la misma.
    De cierto modo me alegra que al menos existan este tipo de iniciativas aunque no tengan la calidad del material original de la reinterpretación.

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